San Antón.
El 17 de Enero se celebra la festividad de San Antón. Una tradición que últimamente se está recuperando en muchos pueblos de nuestra provincia.
La
víspera, es decir el día anterior, los chiquillos, más como excusa
para estar el día fuera de la casa y por la noche por alargar la
hora de irse a dormir, son los encargados de recoger tablones,
romaniza de la poda de las olivas, leña, muebles viejos, e ir
acumulándolos en el lugar que se encenderá la hoguera por la noche,
aunque algunos también empiezan varios días antes. Se encienden la
hoguera en las plazoletas o en el cruce de calles y al calor se
congregan los vecinos para pasar un rato agradable, si el tiempo no
lo impide, asar algunos embutidos, degustar un vino, contar anécdotas
y cantar, y en la madrugada, para los que no tienen que madrugar para
ir al trabajo, llega el aguardiente o el chocolate con churros. Los
más atrevidos saltan la hoguera cuando ya ha menguado algo o el vino
ha calentado un poco el ánimo.
Con esta
hoguera se quiere pedir al santo que libre de epidemias y
enfermedades a los animales, ya que es su santo protector. De hecho a
San Antón se le representa con un cerdo al lado. Fue un santo, de
los primeros siglos del cristianismo, que lo vendió todo para darle
el dinero a los pobres
Parece
ser que el origen de esta tradición se remonta al año 1.089, cuando
una enfermedad asoló el territorio francés. Aparecían unas manchas
en la piel de las personas, que parecían quemaduras, luego se ponía
negra y finalmente la persona fallecía. Algunas personas que sufrían
esta enfermedad se encomendaron a San Antón y sanaron. En
agradecimiento fundaron la Orden de San Antón para cuidar a enfermos
incurables, y como no tenían dinero suficiente para ir sufragando
los gastos, se les ocurrió la idea de recaudar fondos rifando un
cerdo. Este cerdo, donado por alguien, era soltado por las calles
durante un año y la gente le daba de comer al saber que la causa era
para una obra benéfica.
Esta es
la razón de que los labradores y ganaderos tomasen como patrón de
los animales domésticos a este santo, y se estableció la costumbre
de hacer hogueras en la víspera de su festividad.
En
nuestro pueblo también existió esta costumbre. El cerdo, mejor
dicho, el lechón, era donado por alguna familia que tenía promesa,
se incorporaba a una de las piaras de las que había en el pueblo, y
cuando por la noche regresaban, este recorría las calles y se metía
en alguna casa, donde se le daba de comer y cobijo. Al día siguiente
se le incorporaba otra vez a la piara. Y así hasta que llegaba la
víspera de San Antón.
Dicen
que hasta San Antón pascuas son, y que hubo seis cosas en la boda de
Antón: cerdo, cochino, puerco, marrano, guarro y lechón.
Antonio
Ceacero Hernández
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