miércoles, 5 de diciembre de 2012

05.- Arquitectura


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Hasta la década de los setenta todas las viviendas eran casas individuales, sin ninguna característica sobresaliente, pero con la singularidad de ser un pueblo típicamente andaluz, blanco totalmente, pero en las últimas décadas ha proliferado la desagradable costumbre de dejar las fachadas laterales e interiores de las viviendas sin cementar ni blanquear de cara al exterior, por lo que se le ha conferido un aspecto rojizo, descuidado, e incluso algunas fachadas tienen llamativos colores y otras
se alicaten totalmente con baldosines, como si se tratase de una cocina o un cuarto de baño, sin que el Ayuntamiento tome medidas al respecto.


Como elementos más s
obresalientes de su arquitectura está la antigua torre del homenaje, de principios del S. XIV, que sirve actualmente como campanario de la iglesia. Tiene su altar y el techo decorados con pinturas de Marcelo Góngora, realizadas en 1.966


En la misma plaza, al lado de la torre de la iglesia, existía una casa-palacio conocida como la Casa Grande, que ha sido derriba­da, a excepción de la fachada princi­pal, y se ha convertido en una residencia de ancianos; de estilo barroco, de la primera mitad del S. XVII, y sobre la puerta principal conserva un escudo pertene­ciente a la familia Quesada, que corresponde con el escudo municipal del Ayuntamiento de Garcíez. En 1.984 la Comisión Provincial de Urbanismo suspendió la aprobación que el Ayuntamiento tenía previsto: derribar y dejar el solar como hacer zona verde, y se le abrió un expediente para la declaración de bien de interés histórico-artístico (B.O P. de 8 de enero de 1.985).



  El Molinillo es un antiguo molino harinero que aún se conserva en las afueras de la localidad. Sobre la puerta principal mantenía un escudo heráldico perteneciente a la familia Quesada-Mendoza, del año 1.623, hoy desaparecido.
Acueducto I de Claudia


 A 4 kilómetros del casco urbano tenemos La presa y los dos acueductos de Claudia. La presa se conserva aunque no se puede ver ya que recientemen­te ha sido enterrada de forma natural al desviar su cauce las aguas del Guadalquivir, pero aún podemos admirar los dos acueductos.

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